Ahora que el bueno de Blade II, aunque la película tenga mucho que ver con una serie de novelas que, a mi juicio, son de lo mejor que se ha escrito sobre vampirismo en los últimos 30 años. Caramba, eso es mucho tiempo, ¿verdad? Pues sí, pero The Strain, o Nocturna, como se tituló en España, tiene todos los motivos para ser considerada una de las mejores actualizaciones modernas del mito vampírico, junto con, curiosamente, Cronos, uno de los primeros trabajos de Del Toro como director. ¿Qué las hace únicas frente a otras obras de renombre del género?
El origen de The Strain: una colaboración única
Cuando Guillermo del Toro se unió al escritor Chuck Hogan para dar vida a The Strain en 2009, lo hicieron con la idea de alejarse de los clichés románticos o fantásticos que venían dominando el vampirismo contemporáneo. Su objetivo era crear un universo donde el vampiro fuera mucho más que un ser sobrenatural: querían dotarlo de una base biológica y científica creíble. La primera novela, Nocturna, lanzó las bases de esta trilogía que mezcla terror, ciencia ficción y una mitología ancestral que se remonta mucho más allá del icónico Drácula de Bram Stoker.
El planteamiento es sencillo pero poderoso: el vampirismo no es un don ni una maldición sobrenatural, sino una infección viral que altera la biología y la conducta humana, algo parecido a una plaga con consecuencias devastadoras. Esta idea supone una vuelta de tuerca a la vinculación que el mito del vampiro siempre ha tenido con la sangre en un plano mucho más espiritual. Este planteamiento abrió un debate fascinante, porque situaba el mito en un terreno verosímil, factible, cercano a la realidad de pandemias y crisis sanitarias contemporáneas como la de la Gripe Aviar en Europa en 2003, con ecos que llegan hasta la genética y la parasitología. Así, The Strain se convierte en una historia que no solo da miedo, sino que también invita a pensar en los límites entre ciencia y leyenda.

De Blade II al vampirismo moderno
No sería justo hablar de The Strain sin mencionar la influencia que tuvo Blade II (2002), dirigida por Del Toro y que considero un clásico moderno del cine de terror y acción. La película supuso una relectura del vampiro en clave contemporánea: aquí no solo se lucha contra monstruos, sino contra un sistema, una enfermedad que genera una crisis interna en sus personajes.
Muchas de esas ideas se filtran en The Strain, aunque de forma mucho más desarrollada. El vampiro de Del Toro ya no es un monstruo con capa y colmillos afilados, sino un síntoma de una crisis global que se expresa en la mutación y la evolución. Bueno, colmillos sí que sigue teniendo. Esta conexión entre cine y literatura demuestra la capacidad del director para crear un universo coherente donde los vampiros tienen un trasfondo biológico, social y ético. De ahí que la trilogía tenga una profundidad que va más allá del horror superficial y se adentre en preguntas sobre la naturaleza humana, la vulnerabilidad y la lucha contra lo desconocido.
El legado moderno del vampirismo: de Soy Leyenda a Crepúsculo
Para entender la relevancia de The Strain hay que situarla en el contexto de otras grandes obras del vampirismo moderno. La novela Soy Leyenda (1954) de Richard Matheson es una referencia ineludible. En ella, el vampirismo se aborda desde una óptica epidemiológica y postapocalíptica, algo que abrió el camino para ver a los vampiros no como criaturas de la noche sino como víctimas, portadores de una enfermedad y de una cultura y civilización propia. Esto conecta directamente con el enfoque científico que adoptan Del Toro y Hogan y que también puede verse en películas tan interesantes como Daybreakers y Déjame Entrar, o la serie de cómics de 30 Días de Noche.

En el otro extremo tenemos a Crepúsculo (2005-2008), de Stephenie Meyer, que popularizó un vampirismo romántico y juvenil, más cercano a la cultura pop que a la tradición gótica o científica. Aunque esta saga tuvo un impacto enorme en la cultura popular, su tratamiento del vampiro se aleja de cualquier explicación biológica o mitológica profunda, centrándose en el drama personal, el romance y los vampiros de alma torturada, sombra rímel y destellos de purpurina bajo el sol.
The Strain integra la ciencia, la mitología y el terror para crear una obra que es a la vez rigurosa, inquietante y fascinante. Mientras Matheson abría la puerta a la plausibilidad y Meyer apelaba al romanticismo, Del Toro y Hogan construyen un relato que explica el vampirismo desde sus raíces culturales, pero sin perder el misterio que hace que estas criaturas sigan siendo un icono cultural.

Una reinvención del vampiro más allá de Drácula
Una de las mayores aportaciones de The Strain es el esfuerzo por darle una base científica al mito vampírico. En lugar de aceptar sin más que el vampiro es un ser sobrenatural, las novelas explican su naturaleza a través de un cuerpo parasitario que invade el cuerpo humano, altera su fisiología y genera cambios que se manifiestan en las características clásicas de la criatura: rechazo a la luz, sed de sangre, fuerza sobrehumana y longevidad. Esta posibilidad enlaza con la idea de que, en realidad, no se sabe qué originó el mito del vampirismo en diferentes culturas del mundo, donde se tiende a buscar respuestas en los episodios de la parálisis de sueño, la hemoficlia y otros cuadros clínicos que no han tenido una explicación médica hasta nuestra historia más reciente.
Este enfoque supone un salto conceptual respecto a la tradición iniciada por Bram Stoker. Además, las novelas rastrean la mitología vampírica desde la Edad Media hasta el Antiguo Egipto, sugiriendo que el mito tiene una base cultural mucho más profunda de los aceptado comunmente, que ha sido reinterpretada a lo largo de los siglos. Así, The Strain no solo renueva el mito para el siglo XXI, sino que también conecta con tradiciones ancestrales y aporta una coherencia interna a la leyenda. Este esfuerzo por dar verosimilitud biológica y cultural convierte a la trilogía en una obra que no solo entretiene, sino que también funciona como una reflexión sobre el miedo, la enfermedad y nuestra propia historia a través del miedo.
La adaptación televisiva: más sombras que luces
La popularidad de The Strain se vio reforzada por su adaptación televisiva, emitida entre 2014 y 2017. La serie consiguió atraer a un público amplio gracias a su estética cuidada y una atmósfera cargada de tensión. Yo siempre destaco su tremendo reparto: Corey Stoll (Ephraim Goodweather), David Bradley (Abraham Setrakian), Kevin Durand (Vasiliy Fet), Jonathan Hyde (Eldritch Palmer), y el escalofriante Richard Sammel (Thomas Eichorst). Sin embargo, aunque logró plasmar la esencia terrorífica de las novelas, nunca alcanzó la profundidad conceptual y la riqueza narrativa que tienen los libros. Tampoco logró una gran popularidad, por desgracia.

En mi opinión, la serie se queda corta frente a la fuerza de la trilogía, que combina el entretenimiento con una reflexión más compleja sobre la enfermedad, la identidad y el mito. Pero también me parece una adaptación muy recomendable para quienes busquen acción y horror visual, o simplemente quieran ver una historia original y bien planteada de vampiros, pero la lectura de las novelas es indispensable para entender la dimensión completa del proyecto de Del Toro y Hogan.
Con tantos vampiros en la cultura popular, desde el más clásico con forzado acento de los Cárpatos clásicos hasta los más pop, es difícil destacar otra obra que logre aunar rigor, originalidad y profundidad que esta. Creo que The Strain cumple con todos estos requisitos y más. La combinación de ciencia, mito y terror crea una narrativa sólida que replantea el vampirismo como un fenómeno en constante evolución y que se atreve también con la idea del vampiro psíquico, que si bien no se establece como tal en la novela, es fácil verlo en el sadismo de los vampiros que, por ejemplo, encontraban en los campos de concentración un buffet de miseria y sufrimiento humano.
Nocturna (La Trilogia de La Nocturna) (Spanish Edition) by Guillermo Del Toro (2009-06-02)
La colaboración de Del Toro y Hogan no solo ofrece una historia apasionante, sino también una reflexión sobre la adaptación del ser humano a lo desconocido, la enfermedad y el miedo. En un mundo saturado por vampiros románticos y clichés, estas novelas nos recuerdan que el terror y la fascinación pueden convivir con la lógica y la cultura de nuestro mundo cientificista. Al romper con estereotipos y apostar por una mezcla de rigor científico, mitología ancestral y narrativa emocionante con mucha acción cuando hace falta y terror puro y duro cuando es oportuno. Guillermo del Toro y Chuck Hogan crearon un clásico contemporáneo que creo ha sido injustamente maltratado y que para los amantes del género puede resultar imprescindible como una nueva pieza que abre nuevas vías para comprender el terror y la condición humana.
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